15 de agosto de 2010

Desconcierto general

El pavor invade mis venas, mi mente me pide a gritos un ancla que la ate a esta maltrecha realidad, que a cada momento parece alejarse mas y mas de mi cuerpo. Percibo el universo mismo pero no me detengo a admirarlo, las cosas van pasando de largo frente a mi vista y se me hace imposible retenerlas en mi cabeza por mas de unos segundos.
Los ojos me pesan, pero no puedo mantenerlos cerrados, mi imaginación vuela cuan ave estrenando sus alas pero me hace sentir enfermo, incapacitado, disminuido, antiperceptivo o menos disponible a la recepción de estímulos.
Al cerrar los ojos veo todo pero no veo nada, siento aunque no estoy sintiendo, y veo como poco a poco las paradojas van devorando la poca cordura que me resta.
Mi cabeza parece de helio y mi cuerpo de la mismísima nada, recibo los estímulos como si estuviera en una botella de vidrio llena de éter, que no tiene ni principio ni fin, pero si una tapa para entrar, aunque no para salir. Nado en busca de una salida, pero todavía no la encuentro espero verla pronto, o sino todo mi ser quedará atrapado allí...

No hay comentarios:

Publicar un comentario