17 de diciembre de 2011

La leyenda de la primer ave de Andrómeda

Cuentan las malas lenguas, que un día entre los días, en el baobab mismo que entre sus hojas comprende la existencia, se posó un ave extraña, cuyas alas refulgían con el brillo de los pulsares; y dicen algunos, que tal era la energía que irradiaban de si, que cuando se disponía a volar, todo el gran árbol se estremecía. Cuentan también que si la mirás fijamente a los ojos, todos tus recuerdos se evaporan, como el rocío vespertino que se evapora con el amanecer, aunque al igual que este, regresan todas las mañanas en un eco eterno, hasta el fin de los días.

Vi llegar a la primera, como un lucero lejano en la bóveda oscura de la noche, que al acercarse se mostró tan hermosa como los atardeceres de una vida y tan grácil como el viento del mar. 
Envuelta en un manto dorado que irradiaba la alegría de los soles, se posó en la parte mas alta de mi baobab y se presentó entonando un trino hipnótico y encantador (y no precisamente, en el buen sentido) que me dejo embelesado. 
Anido entre las ramas de las que crecían los frutos del alma, y comió muchos de ellos, pues eran sabrosos y abundaban y ella, en retribución, me regalaba sus plumas que, cargadas con la energía del fulgor, me traían paz solo al mirarlas. 
Surcaron varias lunas el firmamento mientras ella estaba presente, y su compañía me hizo olvidar, mientras me contaba increíbles historias que reflejadas en la savia, se volvían realidad.

Caminé un día hacia ella y acaricié suavemente sus plumas, giró su cabeza entonces y la observe fijamente. Pero sus ojos no estaban ahí.
El interior de sus vacías cuencas había sido reemplazados por diamantes con mil caras. Las miré y me reflejé en todas ellas y el horror creció repentinamente en mi, pues pude ver todas sus verdades tan límpidas y claras como las aguas de un manantial.
Me aparte de ella y furioso le quité el manto dorado que la envolvía, y se descubrió entonces su verdadera esencia cuando vi que lo que había debajo era un cuervo negro e infame. Iracundo noté que mis plumas, ayer resplandecientes, hoy eran tan oscuras que absorbían la luz y se deshacían en mis manos. El hechizo de su trino había acabado y por fin podía ver toda su real forma.
Las palabras sobraban, naturalmente, y ella, en su repugnante forma de ave de mal agüero, escapó hacia el cielo oscuro, dónde se perdió instantáneamente, aunque solo a veces, se la veía en la lejanía al reflejar en si la estela de un cometa distante.

La savia de mi baobab se pudrió y los frutos del alma (aquellos que no habían sido devorados) murieron, y durante muchas lunas no volvieron a crecer. 
Un día me harté de tal mal y reflejado en la savia, me propuse no olvidar y bañado en las aguas mas ardientes del odio, talé toda rama en la que hubo de posarse o rozar alguna vez.
Con el correr del tiempo, los frutos volvieron a brotar, y mi savia recordó su natural fluir. No obstante, aún se puede ver en la sombra de mi baobab, una porcion que a pesar de no estar, hace sombra contra las montañas heladas mas lejanas del sur.

22 de octubre de 2011

Cantata del desalmado

El deseo, el deseo de sangre, pulsa como una estrella sola en el cosmos, solo a segundos de reventar.

Hoy, ayer y mañana, en la eternidad próxima, póstuma y la que asuma el porvenir, te odio.
Te odio ahora y te odio antes, te odio con cada parpadeo y con cada paso que di y daré.
Te odio sin saber porque, pero con odio certero, que como astilla envenenada ruego al universo se clave en el centro de tu alma, de haber aún, rastros de tal.
Te odio en sueños, cuando te veo entre mundos con esa sonrisa boba, con esas palabras mentirosas y con esa frialdad tan lejana corriendo hacia mi.
Te odio con el odio del resentido, del alquimista, que convierte lagrimas en sangre, sangre en puñales y puñales en todo lo que hay.

Te odio con el odio vibrante del silencioso, que estoico mantenía callados todos los demonios, solo para ver, nuevamente, tal reir!
No Existe!

Te odio incluso sin verte, pues es la mente del poeta tan vasta como sus venas, que ya vacías bombean sin sentido hacia un corazón marchito y hundido que absorbe ennegreciéndose cada vez mas.
Te odie desde antes de saberte, porque me habían contado, los que sabían por saber, que algún día ibas a aparecer y te maldecían. Y ayer y hoy, sostenida en cruces, con la aurora omnipresente alumbrando tu sombra aparecés, tal y como los venenos silenciosos que matan desde el aire, simplemente, con cada respirar.
Te odiaré hasta también muerta, pues no hay placer en el sucumbir de tus ojos, si corta las cadenas que sueño te aprisionen hoy.

Te odio ahora porque me desconozco, odiando ilimitadamente y a la lejanía, como un estúpido (como el estúpido) poeta mudo desde las profundidades de su altar, porque veo un espejo y solo están mis huesos podridos, porque oigo mi voz solo como quejidos de ansia infinita y profunda, porque late mi corazón pinchado y medio muerto (muerto de odio) y porque todavía no puedo creer como, la otra mitad late todavía (creo!), en tu mesita de luz.

20 de octubre de 2011

La hierba, la paloma y la flor mendiga

Previo a la lapidación, las fantasías del delirante:

Nuevo día entre los días.
El amanecer vuelca su luz en las calles de la ciudad, sin nubes frente si.
De entre las grietas del cemento, la hierba y la flor asoman sus tallos para beber del rayo iridiscente del alba.
Ciegas de ver, el fulgor del sol es su respirar, y así, entre los pasos de mil siluetas, escondidas en la intrascendencia, resalta el universo su color.

Vientos!

La repentina ráfaga de azar sopla con la pureza del inconexo, mientras tras su respirar se encontraba, la boca de la aurora. Acercáronse entonces, la hierba y la flor al aullar la voluntad del cielo.
El gozar, como luminaria entre cimientos, surge al saber que tras de si, con la proximidad de un respiro, estaba ahí.
De pronto, eclipse.
El viento cesa y con el la luz.
Una paloma, simple y conocida, se posea entre la brisa y sus ser.

Temor?

Picotea vilmente entonces, el tallo de la flor, truncando una vida ya medio truncada y arrancando tal y como arranca el otoño de los árboles las hojas, su partida esencia. Y vuela lejos, tan lejos hasta como para desoir, los pensamientos.
Temor, ira (oh ironía!) y ardor sangran sus hojas
Se la ha llevado lejos, a su nido, donde será por siempre princesa y mendiga, rogándole eternamente al infinito el rocío que abrió su corazón (aún mas ironía!).

Mientras tanto, en la distancia, iracunda la hierba rompe el cemento a su alrededor, abriendo la hendija en la cual tropieza, torpe, la felicidad, que empuja tras de si a la razón.
Con la noche ya no florece mas en las grietas, pues las lluvias inundaron los abismos, y ya nada crecerá. (Hasta el nuevo sol!)

Y yo mientras, sentado en el bar de en frente miro la escena de principio a fin, y al culminar grito al cielo: - La puta madre! te odio tanto! -

5 de octubre de 2011

El esquizofrénico y el cuadro en la pared

Se miran en silencio.
Es tarde en la noche pero no están cansados.
Sentado en un banco la observa.

- Estoy cansado.
- No, no lo estás.
- Si, si lo estoy.
- No es cierto.
- Cómo podés saberlo?
- Se todo lo que vos sabés.

Suspira irritado

-No estás viva.
- Si, si estoy.
- No es cierto.
- Si lo es, por qué no lo estaría?
- Sos un cuadro.
- Vos me estás hablando.
- Eso no te hace real.
- Si para vos.
- No es suficiente.
- Por qué no?
- No dejás de ser un cuadro.

Silencio.

- Quiero irme.
- No, no querés.
- Si, si quiero.
- No podés.
- Si, si puedo.
- No debés.
- Por qué no?
- Porque estaría muerta.
- Nunca estuviste viva.
- Como sabés?
- Se todo lo que vos sabés.
- Pude haber estado viva antes.
- Es irrelevante, no lo sabrías.

Silencio.

- Me tengo que ir.
- No! Quedate, por favor.
- Por qué habría de hacerlo?
- Quiero saber como es ser mirada, muerta no podría.
- Eso es injusto, sería entonces un instrumento?
- Te necesito en vida para vivir.
- Lo se, y no quiero.
- Te necesito.
- Mentira.
- Es cierto.
- No, tengo que irme.
- No!
 
Silencio, solo sus pasos alejándose resuenan en la enorme sala.
Nadie los oye, salvo... La pintura oye sus pasos.
Grita de felicidad, estando viva sin su vida.
Pero no hay nadie para escucharla.

30 de septiembre de 2011

Hoy, realmente, me gustaría recuperar mi vos

29 de septiembre de 2011

La cofradía de la calma helada

Estoy harto.
Simple, liso y llano. Por hoy voy a abandonar esa mascara de estupideces pseudo poéticas y voy a hablar desde mi postura, desde la mía.
Es irónico el hecho de precisar catarsis en un momento así, irónico, irónico, pero bueno, es la vida misma y hay que aceptarla. O no?.
En fin, en un desesperado y continuo ultimo suspiro, se hace esta tan necesaria, que surge hoy, durante un deprimente viaje en colectivo la Cofradía de la calma helada, como antítesis, bastante tonta si se quiere, de un némesis invisible pero presente.
Tan presente como para trastornarme hoy, en este preciso instante, y tan invisible como para darme cuenta de que el contenido mismo de esto es una real estupidez, que sin embargo, veo obligada a completarse con la mayor prontitud posible.

No tengo palabras para expresarme porque, naturalmente, me resulta imposible de transcribir aquello que excede por tanto mi conocimiento y mi capacidad de predicción, o en realidad ni siquiera tanto, sino que excede simplemente mi propio limite de tolerancia de estupidez.
He violado tanto tal límite, que nuevamente me encuentro en la necesidad de dar cuenta de la idiotez que estoy haciendo ahora mismo.
Pero es tanto, francamente, hoy, el clamor que me invade, es tan pesado y grueso el manto entretejido en sentimientos que hoy me asfixia, que no puedo mas que recurrir a esta pequeña válvula de escape, a este estúpido y mudo reclamo hacia nadie, que seguramente resonará por mucho tiempo en mi cabeza.

Quizás no sea hacia nadie. No. Dirijo esta vil pantomima al universo malparido del cual soy presa.
A vos, idiota, imberbe, impoluto, insulso, imbécil, intransigente, indecible, ignorante, ignoto e impresentable ser abstracto, hijo de mi mente retorcida, con que poder te alzás por sobre mi existencia? quién te regaló la omniprescencia una y otra vez de la mano de mil presagios, que hoy como ayer me carcomen la conciencia? acaso reís divertido, mas allá de las nubes, viendo como en tierra tu mismo creador se retuerce ante las manos del monstruo que sin querer creó? ante tus manos? forro.

Y de esta forma, pecando de vulgar, vuelvo a la raíz misma de este conflicto, quién sino yo! quién sino el que les habla!

No puedo evitar citarme desde cavernas profundas, gritándole a un mercader inexistente "Quien quiera sus diamantes perderá primero sus esmeraldas!" ante lo cual, este mismo me responde "Las esmeraldas sabrán huir por su cuenta, gil" Oh! y dice tanta verdad el mercader!
Previo agradecimiento al milagro del psicoanálisis por permitirme acceder y comprender estas palabras oscuras, no dejo de maravillarme ante su genio. Porque realmente, me reflejé siete veces en los diamantes y regalé mis esmeraldas al instante, maravillado, ni siquiera tuvieron que huir.
Pero que desnudo estoy ahora sin mis esmeraldas! sin su calor en mi interior para luchar contra el frío que me invade. La vida nos regala tundras, una atrás de la otra, y a algunas sobrevivimos, pero a otras nos apagamos un poco.

Esta la estoy sobreviviendo, pero la verdad, la pura verdad es que no puedo evitar volver al principio. Estoy harto, harto del eco del silencio, harto de a mi solo me escuche yo mismo, de esta cárcel de ninguna pared, pero infinita y de esta condena inexistente, pero eterna.

Y lo peor de todo, es que esto, esto, es lo único que puedo hacer, mientras se que mas allá de los robles, se desangra. Te desangrás. Y eso, eso realmente es un puñal. Ya no quiero.

Ya no quiero componer, porque no tiene ningún propósito.
Ya no quiero pensar, porque para morir me falta tiempo.
Ya no quiero correr, porque el borde del camino es mas cómodo.
Ya no quiero que le busques significado a esto, porque no lo tiene.
Ya no quiero perder mis esmeraldas, aunque se que están muy lejos.
Ya no quiero creer, porque la fe es para pobres desgraciados.
Ya no quiero recordar, porque me gusta la felicidad.

Solo quiero cantar y escribir, y mirarme en los espejos para saber que sigo ahí, el resto, que se muera.

PD: hoy atardeció de un violeta violento y llovió, por supuesto. Igual todavía no terminó el día, de manera que aún pueden pasar cosas malas.

PD2: Acabo de leer esto, y siento que parí un monstruo, o una bestia deforme. Puaj.

PD3: Lo loco es que todavía me quedaron galaxias por decir, pero bueno, será la próxima.

26 de septiembre de 2011

El azulejo y el eterno no mirar bajo la sombra del asteroide

Sentado contra la sombra del último roble, por sobre la colina mas verde que alguna vez vió, se extiende frente a él la inmensidad de la ciudad, vibrante, llena de vida, llena de ciegos, llena de nadie.
Bajo la sombra del asteroide, que en su recorrer eterno iluminaba de manera sombría, si es que acaso podía ser mas sombría, sus ojos oscuros, él pensaba.
Los destellos huyen de los ojos oscuros, se repetía siempre hacía si, pero sin ellos vería solo su mirar, su extraordinario mirar, y mientras las praderas lloraran piedras, su equilibrio se balancearía con la misma seguridad con la que se enfrentaban por dentro la cordura y la soledad.

De pronto se rompe su divagar, para variar, cuando un azulejo de turquesa vivaz se posa en una de sus rodillas.
Una cómica mueca de sorpresa lo invade mientras intenta mover su cuerpo, endurecido por el largo tiempo de su estar.

Y el azulejo canta.
Y cómo canta!

Canta tanto que se permite volver a mirar, pero no mirar por mirar, mirar el alma, mirar el summun mismo de aquello que trasciende lo visible, mirar lo que se piensa, mirar al universo, mirar dentro y fuera de si al mismo tiempo y darse cuenta súbitamente de que sus ojos estaban abiertos.

Y en el medio de esta extraña vorágine de sentires, se permitió cantar.
Ya había cantado antes, si, y ya había tenido otras almas a quien cantar, pero... pero esta vez... quizás... no sabe.
"No se", se dice sorprendiéndose a si mismo en un irónico desenlace literario que no resta demasiado a su felicidad.
Incluso el asteroide parece deslizarse de su lugar! e incluso cree atinar a ver el sol.

"Oh ambrosía! oh impávida alegría y gozo que me invade! tanta y tal es tu gracia que hasta puedo ver, allá a lo lejos la solución! la feliz solución!" - Cantaba alegre a las nuevas nubes, que recién hoy podía ver luego de tanto tiempo.

Hasta que de pronto...
El azulejo comienza a cerrar sus ojos. Su fuerte color turquesa parece desvanecerse a un pálido azul gris, su voz se vuelve cada vez mas débil e inaudible y de pronto se deja caer.

Él grita.
Él siempre grita. Grita porque el desconocimiento se hace oir por sobre la felicidad y solo con un grito puede volver a llamarla. Pero no vuelve.

Sujeta tiernamente al azulejo entre sus manos, que ya vuelven a marchitarse y a ponerse rígidas, mientras se destiñen volviéndose también, grises, y comienza a cantarle las mas bellas melodías en un último intento por devolverle la vida. Pero no hay caso.
El azulejo aún agoniza y de pronto, sin darse cuenta, se encuentra gritándole a los cielos, ya nuevamente oscurecidos por el asteroide que volvía perezoso de su efímero exilio:

"El azulejo se me muere en las manos!"

Y se larga a llorar en silencio mientras piensa una y otra vez, para variar, como un mantra maldito, hasta que los pensamientos no entran en su cabeza y las palabras comienzan a desbordarse en un largo río que fluye hasta la ciudad muerta:

"Cuándo fue que volví a cerrar los ojos?"

2 de septiembre de 2011

Todos nos comeríamos las manos si no nos sirvieran para agitar la neblina

Un atardecer lila.
El ser se manifiesta, su sombra los sigue como puede mientras trota libre a través de los prados.
Pero un destello, a lo lejos. De pronto es cerca. Su rostro, palido y difuso por la neblina pinta una lagría profunda bajo el sol en la profundidad del valle.
Grita.

"Aqui veo, horror, a todo lo indecible, la persistencia de la sombra,
el cadaver andante de una verdad incierta, el recuerdo ausente de una fantasía perdida
en el cosmos lejano de una mente retorcida. 
Deja de esfumarte tras las hojas del tiempo, maldito.
Maldita sea tu existencia, tu vivir y respirar, porque sabés que cada latir te acerca a la muerte, y cada parpadear graba una letra mas
en la semblanza de tu eterno reposar, pero estás tan a gusto con la hiel que sangra el nogal que hasta los cantos del universo te hacen reir hasta llorar
Donde?
Donde, acaso, perdiste tus ojos imberbe y dócil cachorro?
Será que el tiempo olvido borrar los hilos de oro que te ataban vilmente a la estatua de sal?"

Y comienza a llorar mientras se come sus manos, las que, instantaneamente vuelven a crecer.
El cielo lo acompaña y deja descender una llovizna fría.
Y él jamás llorará otra vez, porque se deshizo en mil plumas al oir la lluvia contra el espejo, que de la mano gentil del viento acabaron por flotar sobre el río de sangre que corría mas adelante.

Silencio.
Las alondras que vuelan tras las montañas conocen el secreto.
Silencio. Y morir.

25 de julio de 2011

Gritos

Silencio.
No, el sonido de sus lágrimas cayendo sobre el pavimento.
Esta muerta.
Cae la noche acompañada de una fina lluvia.
La sujeta tiernamente entre sus brazos, como ayer, visiones de un pasado muy distante lo atormentan mientras la angustia crece rápidamente en su pecho.
Grita.
Su eco resuena en todo el camino, quizás así, en donde sea que esté, lo oiga, y recuerde, y vuelva.
Pero no, su alma está muy lejos ya, no va a oir, ni recordar ni volver, porque el tiempo ha desgastado los ojos y el corazón, y mas allá de la lluvia él está tan solo como un náufrago en el mar.

- Volvé! acaso estuviste conmigo alguna vez? - Grita, presa de una angustia atroz.

No hubo respuesta, jamás va a haberla. Sus palabras se pierden en el viento y la lluvia.

4 de julio de 2011

Y beberé el néctar que emana de las heridas de esta alma marchita, así me envolverá lentamente esta dulce esquizofrenia, para que de a poco olvide lo que es real y baile eternamente de la mano de la fantasía, o bien, quizás lejos, en el mundo de los recuerdos, porque nada mas importa ya.

23 de junio de 2011

Águila en agonía

La piedra era muy pesada.
El águila no lo sabía, no tenía forma. Aterrada se retorció victima de un pánico feroz, sus ojos lloraron sangre y su alma decidió hacerse a un lado.
La sangre atrajo a los cuervos, que devoraron sus ojos en un instante.
Los que la veían se alejaron.
Nadie iba a ayudarla, nadie podía ayudarla, todos lloraban porque todos sabían, que su muerte no sería en vano, las praderas lloverían por la eternidad, el sol se fundiría con las nubes y no brillaría mas, que caería la noche permanente y que ni la luz de las estrellas llegaría a iluminar de nuevo este lugar; que la oscuridad se elevaría hacia el infinito, hasta llegar a los ojos y hacerse lágrimas, hasta caer silenciosamente sobre las teclas, hasta recordarle a este que les habla el profundo malestar que lo envuelve, la pena honda que lo sumerge una y otra vez en un río que antes era lago, hacia una cascada que antes era cielo, y que ahora cae para siempre hacia las profundidades de la nada.
Aún se retuerce de dolor el águila, todos desean que su muerte sea lo menos dolorosa posible... pero nadie hace nada.


16 de mayo de 2011

Tus ojos, ventanas del alma

Que las sombras no te hagan dejar de ver, lo que estás cansado de sentir, que no se sublime tu alma frente a las desventuras de lo que no puede ser, porque cuando coincidan en un segundo todas las estrellas del universo, preciarás tus ojos mas que el vivir.

En un parpadeo, el fértil campo se extiende en la nada.
Las siluetas, de a cientos, emergen coloridas tal como las flores sobre las que nacen.
Y bailan.
Bailan juntas en una danza de final predicho y con ademanes circenses se arrancan los ojos entre si. No gritan, no, no tienen necesidad, porque están hipnotizadas, enfermas en su danza mientras se mueven inocentemente hacia un precipicio.
No pueden verlo, están ebrias de sonrisa.
Y caen.
De a cientos, el precipicio no tiene fin.
Silencio.
Nadie se ríe en los otros niveles y cae una fuerte lluvia a modo de gentil semblanza.
Silencio.
La melancolía se da un banquete hasta que de pronto...

La tierra tiembla.

Y emerge.

Un águila blanca, clara, límpida, brillante y luminiscente se eleva desde la oscuridad del abismo y esta, sin objeción alguna se retira en silencio.
Ella asciende hasta los otros niveles e irradia de luz hasta el mas oscuro rincón, ese que ni siquiera el sol mas brillante sería capaz...
Pero, oh! súbitamente y presa de la salvaje realidad se abren en su piel las mas dolorosas heridas.
Y se desangra.
Pierde sus plumas y su luz, y entre lágrimas y sangre cae en picada hacia un suelo que se endurece conociendo su situación.
Silencio.

El dolor trasciende mas de lo que estas palabras pueden describir.

Y ahí yace ahora, medio muerta, con una roca en su pecho, esperando.

No la dejes morir...

20 de febrero de 2011

El idiota

El idiota ve al idiota

A lo lejos distingue una estatua.
Se acerca.
Imponente, frágil y compleja se alza majestuosa y solitaria en el vacío casi eterno de las praderas de la compañía.
El idiota la cuida, la abraza, la arrulla, la protege de la oscuridad, enciende lunas para que no tema y aleja la miedo para traer felicidad.
Luego espera y llora. Llora por el silencio que brota de sus labios muertos en un caudal invisible sin que él pueda hacer nada para detenerlo.
Llora porque quiere creer que ese silencio es temporal, mas en su interior sabe que será eterno.
Mas tarde, cuando la tristeza se hace tan densa que se vuelve maleable, el idiota junta toda la que puede y forma con ella una larga y fina púa que se clavara en el corazón.

~

El idiota llena sus manos del polvo de la esperanza y se lo restriega en los ojos hasta que la calma reemplaza al malestar, y cuando la realidad se distorsiona tanto que queda reconocible solo para sus mas profundos sueños, aparece.
El colibrí, invisible para cualquier ojo, invisible para cualquier lógica e invisible para cualquier realidad. Con el brillo de un sol agonizante le señala el camino a la perdición, y aunque sea desde lejos, el idiota lo sigue desde que lo vio nacer.
Solo se detiene cuando siente irse el polvo y llegar detrás el dolor, un dolor que trasciende lo físico, un dolor tan profundo que pasa sin obstáculos de los ojos al alma y del alma al corazón desgarrándolo casi hasta la muerte y dejándole dos caminos para elegir: dejar escapar al colibrí de una vez o sufrir eternamente persiguiendo lo inalcanzable mientras sus ojos continúen cargados de esperanza.

~

El idiota enciende las velas de la posibilidad con su mente y se queda, feliz, observando su brillo durante horas y horas, obnubilado por las formas que interpretan para él las llamas, encantado en un trance sin fin mientras escucha los sonidos que le regala el fuego, que a veces, a momentos... parece susurrarle algo...
Realidades irreales, fantasías exuberantes y milagros imposibles que no tienen lugar en este mundo, pero sin embargo, el idiota se queda sentado observando al tiempo que deja bailar las ideas en su mente sin control.
Pasa un rato y lo siente llegar, el clímax, la danza se vuelve mas frenética, las ideas se entrelazan entre si y se elevan a kilómetros del suelo, el mensaje se hace mas claro... dice...

Y ahí llega ella.

La realidad. Caminando con paso firme y aprovechando para derrumbar de un soplido todo lo que vea a si paso, se acerca al idiota y, horrorizada ante tal tergiversado y deforme espectaculo, apaga las velas con la mirada e iracunda lo inmoviliza con una mano, mientras con la otra rasguña profundamente su cerebro al tiempo que grita con toda su real presencia:

- NADA HAY DONDE NADA NUNCA HUBO, IDIOTA

Y cuando el idiota no puede tolerarlo mas y cae en un sueño profundo, la realidad alcanza a ver, antes de irse, como se eleva desde su cuerpo para luego evaporarse en el aire, un pedacito de su alma.

Poco después el idiota despierta.
Siente un hueco, un vacío en su interior, una desazón tan densa y pesada que lo obliga a llorar.
De pronto ve las velas apagadas y se apresura a encenderlas porque quizás, quizás esta vez, algún susurro se convierta en realidad...

~

Un parpadeo.
Una lágrima.
El idiota se la limpia rápidamente mientras intenta acallar las voces en su cabeza.
Se levanta y aparta la vista del espejo.
Se cuestiona, piensa, teme, jura y...

Un zumbido, se voltea

- Qué? Qué fue eso? - corre lejos del espejo y de todo pensamiento.

- Acaso oigo un colibrí...?

14 de febrero de 2011

Limbo, delirios de madrugada

Limbo! que tan sólidamente te materializás en esta noche trayendo contigo la eternidad a cuestas, cuando el pensamiento es una pared tan firme que incluso al tiempo le cuesta atravesar!
Limbo! que me suspendés en la realidad unidimensional de esta existencia, que me enjaulás en esta cárcel de espera y llamás a las horas para que velen por mi inmovilidad!
Limbo! que mientras en vigilia me mantenés atado a este suelo, en el sueño encuentro escape de tus infinitos brazos!
Limbo! que aun estas presente y tan cerca que te siento frío y seco al tacto, tajante cuan navaja y estoico cuan roca, que en el ayer eras total y ahora diminuto, tu presencia se encoge con la muerte de los días y aún así, todavía nublás mi vista en lo que creo condena perpetua!

Pero limbo, tu realidad se derrumba como las hojas en otoño, cuando el tiempo lentamente termine de matarte, y te arruye así en un sueño profundo, en el hogar, alegría y felicidad serán mi mantra.

2 de febrero de 2011

Ser y no ser

Soy una estatua
Soy una llave
Soy una mesa
Soy un pañuelo
Soy un oído
Soy una pantalla
Soy unas letras
Soy un consuelo
Soy un amigo
Soy una patada
Soy una piedra
Soy un tenedor
Soy un árbol
Soy un espantapájaros
Soy un lavarropas
Soy un desconocido
Soy una muleta
Soy una campana
Soy una pared
Soy un dominó
Soy un pelotudo
Soy invisible
Soy el que elegiste
Soy el que nunca vas a elegir

Me obligan a ser tantas cosas que ya no me queda tiempo ni de ser yo

26 de enero de 2011

Esclavos de la virtualidad

Para vos y para ella.

Separados por un espacio y tiempo infinitos, unidos por aquello que roza con la nulidad.
Él cree que dice, ella cree que escucha, en ese lugar...
Allá, donde ecos de un silencio eterno y tan efímero como un click, se repiten por siempre, una y otra vez.
Allá, donde ángeles y demonios se ven morir en una pantalla, apresados por palabras secas e idiotas que nunca llegarán a reflejar su ser.
Allá, donde teclas que mutilan pensamientos hasta dejarlos irreconocibles, diferentes, sufriendo, cuando ven que no son ni una sombra de lo que querían mostrar.

Oh! como pudiste? atrapaste dos almas en tu seno y ahora la eternidad parece mas real que nunca!
Te odio y te amo virtualidad, nexo invisible, molesto, incompleto, pero también único entre los desventurados refugiados de los designios del universo.

No obstante, aun así, como me gustaría verte morir, aunque sea, por un día...

14 de enero de 2011

Presencias interiores - Tercer Acto

- Esto es todo culpa tuya! - me gritó la presencia,

- ¿qu…? - no alcance a terminar la palabra, el se había abalanzado sobre mi y me sostenía fuertemente de los hombros.

Ya te lo dije antes, yo fui concebido libre y completo en la tierra de la abstracción, donde danzan los sentimientos y florecen las artes, oh bello mundo… - pareció recordar con melancolía, aunque en un segundo volvió a su expresión de ira.

- Apenas naci, vi a lo lejos a mi contraparte refulgente y me sentí inmediatamente atraído hacia ella. ¡Claro! ¡Si era la razón de mí existir!

- Y así comencé a caminar hacia ella. Cuando me acerque lo suficiente como para que su luz proyectara mi sombra hacia el infinito, lo vi, sentado sobre la hierba, esperándome, libre, sin ninguna burbuja a su alrededor, y fue lo más hermoso que pude haber visto.

- Me disponía a tocarlo, nada iba a impedir que nos fundiéramos y fuéramos uno, pero de pronto, llegaron… - se interrumpió bruscamente, me miro fijo y sus ojos parecieron cobrar un odio renovado y libre hacia mi.

- qu… quienes…? - dije temeroso

- LAS SILUETAS - grito con tanta fuerza que me aturdió por un segundo y toda la tierra pareció vibrar

- ¡Vinieron de a cientos! ¡no, de a miles! ¡y lo rodearon al pobre! ¿que iba a hacer él? ¡por su cuenta es inútil! - sollozaba

- Lo envolvieron en esa maldita capsula de realidad, que tan frágil como parece, encierra todo el poder imaginable y yo no pude hacer mas que mirar y llorar a lo lejos, hasta que de pronto, sentí la tierra vibrar y todo se transformo.

El suelo desparejo y colorido dio lugar a esta superficie cuadriculada y bicolor, las nubes y arboles se convirtieron en formas rígidas y muertas

Y entonces me di cuenta, nos habían desterrado a la tierra de la lógica, del cálculo infinito de causas y consecuencias, la cuna del que pasaría y la tumba de la espontaneidad - pareció tranquilizarse, pero solo porque en ese segundo, la tristeza le pesaba mas que la ira.

Y ahora estoy así como me ves, agonizando, muriendo un poco mas cada día… - me atreví a interrumpirlo

- pero porque, porque tenés que morir..?

- ¡tonto! no puedo alcanzar la razón de mi existencia, no tengo propósito para vivir así que paulatinamente voy desapareciendo, porque vos, ni siquiera tenés la generosidad de matarme de un solo golpe, de una maldita vez por todas, no, te seguís aferrando a mi y me condenas a la agonía hasta que por fin dejes de recordarme y pueda morir en paz ¡como pudiste hijo de puta! - dijo gritando casi todo el tiempo, acompañando sus últimas palabras con un golpe terriblemente fuerte en el pecho, luego me tiro al piso y se subió encima mío

- pero porque es esto mi culpa, que tengo yo que ver?! - grité con las fuerzas que me quedaban.

Casi pareció divertido con mi pregunta.

- Vos soltaste a esa horda de pensamientos, vos liberaste ese mar de dudas y temores en ese segundo de duda, por tu culpa yo jamás podre estar completo y encima me desterrás a esta horrible tierra de conjeturas imposibles y eternas! - otro golpe, esta vez en la cara.

Cerré los ojos y recordé

No, no podía ser, no es posible que tenga razón… como es que…

Los abrí, y no pude pensar mas. En su mano, la presencia sostenía una daga gris con las dos manos.

Se lo veía casi feliz, excitado, ansioso, no pude evitar pensar en lo que iba a pasar, y al instante emergieron del suelo cientos de siluetas a nuestro alrededor que formaron un circulo con nosotros en el centro. Ninguna susurraba nada, estaban calladas, mirando la daga gris, esperando, como morbosos espectadores de un show siniestro.

- Oh mi querido caminante, pero ahora… - se reía como un loco, había perdido la cabeza - ahora te condeno tal y como vos lo hiciste conmigo… cada vez que la recuerdes vas a sentir el mismo dolor que yo siento ahora, y no voy a ceder hasta que me sueltes de una vez y me dejes morir en paz… - alzó la daga sobre mi

- ¡ahora vas a sufrir!

La daga cayó sobre mi pecho mientras un grito ahogado salía como podía de mi boca.

El dolor es insoportable, una y otra vez el puñal hiere mi cuerpo, el alma y el corazón al mismo tiempo, no puedo hacer nada para evitarlo, y de pronto, me siento arder, en todas partes, las siluetas estaban concentradas en mi, todas a la vez, todas susurrando, sus ojos vacios laceran mi piel y mi mente sin tregua, el dolor es indescriptible, inimaginable, no puedo, ya no puedo, por favor que paren, por favor, ¡POR FAVOR!

Parpadeé

Abro los ojos y estoy de nuevo frente a la ventana. Ya no hay formas, ni luces ni siluetas, ya no queda nada de ese mundo perverso en esta realidad, a excepción de… oh… no…

Apenas lo recuerdo siento como apuñala mi pecho, cumple su castigo tal y como describieron sus palabras, no puedo pararlo, esta dentro de mi, para siempre.

¿Y saben que? Creo que así quiero que sea.

12 de enero de 2011

Presencias interiores - Segundo Acto

Lo vi y era yo.

~

Sus ojos se encontraron con los míos y entonces pude apreciar su profundidad, vi alegría y dolor, pero también enormes cantidades de algo que no pude comprender, algo no bueno. Pero no pude quedarme meditando, en un segundo sentí una puntada en el corazón, directa, seca y certera. El dolor no se hizo esperar, y en respuesta a él no pude hacer más que inclinarme violentamente hacia adelante y tomarme el pecho con las dos manos.

Parpadeé

Allí estaba yo de vuelta, parado y desorientado. Ya no sentía dolor, no, su lugar había sido reemplazado por una inmensa, insondable, inconmensurable tristeza que de la nada caló hasta lo más profundo de mi alma y me quito la respiración.

La forma en la que me sentí en esos últimos cinco segundos podría compararse con morir, sentir el infierno y resucitar… adentro de un ataúd.

~

Dejé escapar una lágrima, no pude evitarlo. Mi otro yo lo notó y me miró con una expresión extraña, como curiosidad pero mezclada con… odio…?

Decidí no pensar en ello, tomé la lagrima con un dedo y la tiré lo más lejos que pude. Curiosamente, al tocar el suelo, emergieron del mismo punto tres siluetas grises que nos miraron al unísono - No nos movimos - Bajaron la cabeza y comenzaron a caminar, susurrando y repitiendo sus funestas palabras. A lo lejos pude escuchar a uno repetir - Nunca, nunca, nunca, nunca… -

Un terrible escalofrío recorrió mi espalda.

~

Miré a mi silueta y disimulando lo mas que pude le dije

- ¡Buenos días, tardes o noches mi ecuánime compañero! ¿podrías decirme cuál es tu nombre?

Dejó de llorar y me contestó:

- Lamento informarle, desconocido caminante - había un dejo de ironía en sus ojos… - que no tengo nombre.

Lo miré desconcertado

- Sería inútil, déjeme ver ¿podría usted, acaso nombrar el sentir de un amor semi prohibido, palpable pero infinitamente irreal…?

No contesté

- ¿Podrías acaso definir con una sola palabra la experiencia de sentir a la muerte caminando cada vez mas y mas cerca, acortando la distancia con cada exhalación, cada pensamiento, cada milésima de segundo?

Otra vez no supe que decir.

- No creo que puedas, así que bien, yo tengo un poco de ambas cosas, pero para ahorrar palabras y discusiones filosóficas, podés llamarme presencia semitransparente.

Estaba agitado, se notaba que sentía aquello que explicaba. Yo seguí.

- Bien, un placer presencia semitransparente, espero que no le moleste que continúe con mis preguntas…

No dijo nada, pero no se lo vió molesto.

- ¿Por qué sos idéntico a mi?

Dejo escapar una risita.

- Porque yo, mi querido compañero, soy aquello que enterraste en lo más profundo de tu alma, porque soy aquello que es puramente definido por tu ser, por tu existencia, eso que no puede ser adulterado, ¿Cómo podría ser otro? Si mi razón de ser esta clavada en aquel rincón de tu corazón sobre el cual no tenés poder. - Otra risita, como si le hiciera gracia lo que decía.

- Pero… ¿Quién sos?

- Soy el sentimiento primo, el que nació en una milésima de segundo y que tan pronto vió la luz se la quito aquella que no tiene honor ni orgullo, soy el inútil, el que odiaste desde que me viste, soy aquel que se despierta cada vez que me llamas cuando ella se aparece, el que infinidad de veces quisiste matar y no pudiste, el sobreviviente, el que nació para ser libre y esta tristemente encarcelado, el que tiene un objetivo en su vida y ahora mismo, el que esta próximo a morir, desconocido caminante, ese soy yo.

Sus palabras me dejaron helado, pero no puedo detenerme, tengo que seguir preguntando…

- Dijiste que tenias un objetivo ¿podría saber cuál es?

Por primera vez se bajo del cubo gigante en el que estaba sentado y tomo del piso el pequeño cilindro con el cual (me di cuenta más tarde) yo había tropezado minutos atrás. Se agacho y lo puso en posición vertical, y ahí fue cuando lo note por primera vez, increíble que no lo hubiera visto antes.

- A que no te habías dado cuenta - dijo sonriendo

No, no me había dado cuenta, el cilindro tenía dos sombras.

~

- ¿De dónde vienen? - Dije asombrado

- La primera de la lógica - señalo hacia arriba.

A lo lejos se podía ver una especie de enorme dado con muchísimas caras que emitía luz.

- Y la otra viene de allá - Y señalo hacia una esfera flotante

Estaba confundido, hasta que esta se movió y dejo ver algo a lo que tampoco había prestado atención antes. A lo lejos, muy a lo lejos, se veía una semiesfera de luz azulada muy potente que me encegueció por un segundo.

La presencia la señalo y dijo ese es mi objetivo.

~

No tuve que pedírselo, ambos empezamos a caminar en esa dirección.

- ¿Dónde se supone que estamos? - pregunte yo, luego de caminar por un rato

- Este lugar vendría a ser la parte racional, completamente solida y gobernada por la lógica, un ambiente angular y matemático, repugnante - Se notaba en su rostro que no le gustaba el lugar.

Me sentí intrigado acerca de su odio y él lo notó

- No pertenezco acá, yo nací en la tierra de la abstracción y el sentir, pero cuando entendió lo que representaba me desterró a esta maldita tierra de números y posibilidades.

Intrigado pregunté:

- ¿Quién te desterró?

No respondió.

~

No intercambiamos palabra hasta un rato después, cuando empezamos a notar que había cada vez mas siluetas grises a nuestro alrededor.

De la nada dijo:

- Puaj, siluetas, son lo peor que hay mi querido caminante, son la representación de la oscuridad misma del ser, son los títeres que usan los peores temores para salir de sus cárceles mentales.

Lo mire extrañado.

- Y obviamente que vienen acá, a la tierra del eterno calculo, a vagar por estas tierras comprobando posibilidades y probabilidades hasta que uno crezca tanto que pueda ascender al próximo nivel y pueda cumplir su propósito.

Otra vez lo miré.

- Romper todo - dijo sonriendo.

~

Seguimos caminando.

Después de lo que para mí fue una hora, comenzamos a subir una especie de suave colina y ahí lo vi, todavía a cierta distancia, pero tan nítido que parecía real.

Había una semiesfera, si, pero era transparente, como una burbuja clavada al suelo. La luz venía de adentro, de algo que parecía ser… una silueta…?

Si, era una silueta humana que emitía luz y estaba atrapada en esa capsula. Observé con más atención y noté que estaba de rodillas “mirando” (no podría saberlo, la luz era tan fuerte que solo se distinguía su forma general) en nuestra dirección apoyando las manos contra esa frágil prisión, como rogando salir.

La presencia, que estaba parada a mi lado también notó esto y su rostro cambio repentinamente a una mueca de decepción y profunda tristeza, más profunda inclusive, que la que pesaba sobre mis hombros en ese momento, pero otra vez me pareció que había algo detrás, algo que no podía entender del todo, y otra vez, al afinar la vista me encontré con lo que parecía ser odio.

~

- ¿Quién es ese? - pregunte una vez que su expresión se calmó

- Eso, compañero, es mi contraparte, tal y como la noche es la parte del día que no es día, el es la parte mía que no soy yo. El propósito de mi existir es encontrar a este ser igual pero distinto, liberarlo de su eterna cárcel y fundirme con él para mandar nuestro mensaje al exterior, cumplir el propósito por el que nacimos.

- ¿Y qué estamos esperando? - dije entusiasmado y salí corriendo en esa dirección preso de la curiosidad.

- ¡No, idiota! - me gritó mientras me alejaba, pero yo apenas lo escuchaba, tengo que sacar a su contraparte de la burbuja ¡no sé porque pero tengo que hacerlo!

De pronto la presencia se materializo en frente de mi camino y me frenó tomándome con fuerza de los hombros.

- ¡Estúpido!¡no ves acaso lo que estuviste a punto de hacer! - me gritó

Y ahí recién lo vi

~

Ahí estaba yo, a diez metros de la burbuja, pero la perspectiva desde donde estaba antes no me dejaba ver. Alrededor de esta, en un círculo perfecto y enorme, giraban cientos y cientos de siluetas grises. Caminaban una pegada al lado de la otra, en una macabra danza de tristeza y temor. No se miraban entre si, tenían la cabeza gacha y susurraban sus tétricos mantras una y otra vez, para siempre.

Esta marea de siluetas se encontraba hundida en el suelo, como si hubieran caminado ahí por tanto tiempo, que sus pasos erosionaron el suelo y los va enterrando cada vez mas en su propia miseria.

- ¿Te das cuenta? Nadie sobreviviría a caminar entre esos seres, te devorarían, crecerían y luego destruirían todo a su paso por todos los niveles - me dijo la presencia.

Y ahí entendí todo, cerca pero a la vez inalcanzable, rodeado por un mar infinito de dudas y temores, él nunca va a poder alcanzarlo, nadie podría, a excepción de aquel que no tema morir.

- ¿Pero porque?¿Como es que pasó esto? - dije consternado

Me miro y totalmente descolocado dijo

- Esto, maldito caminante ¡esto es todo culpa tuya!

8 de enero de 2011

Presencias interiores - Primer Acto

Estoy sentado, miro por la ventana, es un día soleado pero ya no siento el calor ni la luz, no desde que… y así lo veo llegar, llevado por una tormenta de pensamientos que me sumergen lentamente en un trance semi inconsciente, un viaje a los confines de la mente para resolver aquello que turba mi alma. Me siento caer infinitamente, pero así también relajado, hasta que finalmente, perdido entre mareas de recuerdos y reflexiones aparezco en una tierra desconocida.

~

Abro los ojos nuevamente, ya no hay mas ventanas ni sol, estoy parado sobre una grilla cuadriculada de color blanco y negro que se fuga hacia un horizonte que se extiende infinitamente frente a mi. Alrededor solo hay formas, coloridas y variadas, algunas sobre el suelo y otras flotando por encima de mi cabeza.

Mi confusión es extrema, no se donde estoy, no se como llegue ahí y tampoco se como salir, no obstante una palabra logra escapa de mis labios ante tal desconcierto, geométrico.

~

Camino lentamente, no se a donde me dirijo, pero una suerte de intuición superior lidera mis pasos y me lleva por parajes desconocidos, aunque por alguna razón, no me importa, se que inconscientemente voy a donde tengo que ir.

Tras unos momentos veo algo a lo lejos, parecen ser… personas…? La curiosidad creció de forma instantánea en mi interior y me impulso a tratar de hablar con una de ellas. Note que de lejos estos seres se veían de color gris, y conforme me fui acercando, descubrí, extrañado que ese era su color, desde su piel hasta su ropa, gris.

En fin, no me interesaba averiguar el porqué de su descolorida existencia, solamente quería hablar y así tratar de entender en donde me encontraba.

Caminé hacia el ser que tenía más cerca y le apoye la mano en el hombro.

- Hola! Quien es ust… -

No alcance a terminar la frase. “Eso” giró la cabeza rápidamente y note horrorizado que sus ojos eran dos cuencas vacías, así como su boca. Era un cascaron hueco y gris que se movía. No había atinado a correrme, cuando aun con su rostro apuntándome (supongo que mirándome) y agarrándome de un brazo con fuerza, me dijo con una voz seca y gutural

- No hay tiempo, la vida acelera, vos te quedas atrás, el amor no te va a esperar, si no lo salís a buscar vas a quedarte solo para toda la vi…

No escuche mas, conseguí zafarme por la fuerza y corrí, pero tropecé con un pequeño cilindro que rodaba por ahí y caí al suelo, todavía lo suficientemente cerca de “eso” como para sentir como sus inexistentes ojos me escrutaban incesantemente, ¡Aggh su mirada me duele, me duele mucho!

No puedo más, me levanto y corro en otra dirección pero siempre veo lo mismo, siluetas de personas en color gris, todas susurrando terrores inconscientes como poseídas, todas muertas.

~

Me estoy cansando, la mayoría de las siluetas ya quedaron atrás. Por un momento me relajo y siento contra el borde de un cubo azul de grandes proporciones, cierro los ojos y ahí lo escucho… un sonido leve pero audible…

Me levanto, rodeo el enorme cubo, y entonces lo vi, sentado sobre el borde derecho en una posición imposible. Era una silueta, pero distinta de las que escape antes, esta era semitransparente y sus bordes titilaban, se coloreaban y esfumaban varias veces en un parpadeo.

Me acerco mas, escucho que está llorando y noto que tiene la cabeza entre las manos. Se lo ve completamente abatido… de pronto, levanta la vista… y en el segundo en el que sus líneas se marcaron lo vi ¡soy yo!

5 de enero de 2011

Y entonces fueron tres

Una jaula de acero, tres entes la forjaron sin quererlo, y ahora, preso me encuentro tras sus barrotes, en la oscuridad y solo.
El plan se talló sobre la roca suavemente pero la casualidad caló mas profundamente su propio camino, y como agua transparente los tres fluimos estúpidamente y sin control de nada hacia el ahora.
De a poco el peso se fue acumulando, y la incomodidad se convirtió en terror, el terror se transformó en tristeza, y a la tristeza la acompañó la soledad.
Se ve que ahora corren juntas de la mano hacia tierras desconocidas, con la propia tierra abriéndoles las puertas, y parece que el camino empieza a tomar el rumbo mas temido... pero NO! no lo voy a permitir... aunque... que puedo hacer? la espada ardiente se siente tajante en mi pecho, y detrás mio, el precipicio raya con escalofríos mi espalda, y yo, poco a poco me vuelvo frágil, construido solo con incertidumbre.
En mi frente esta tallado con fuego un enorme no sangrante. No importa el dolor que produzca, solo así quiero probar mi sentir, pero es inútil, nadie lo cree y ahora, incluso yo estoy empezando a dudar...

3 de enero de 2011

La porción oscura

El sol ilumina nuevamente las verdes praderas de la existencia que brillan, florecen y se regodean en el gozo de la alegría, pero tristemente, sumergido en lo profundo del bosque, en ese espacio tan solitario y doloroso donde no penetra su luz, la oscuridad domina y la vida espera hasta que ella mueva las ramas que cubren el firmamento para llevar la felicidad allí nuevamente, pero simplemente, no está.
Paseando entre esos parajes, descubro y redescubro la realidad de la soled... oh! un momento! que son? miro detalladamente y veo... siluetas...?
Si, siluetas, siluetas que danzan y corren entre los arboles, que danzan y se esconden, que danzan y se escapan, otra vez.
Una porción de su ser siempre está ahí, pero no están vivas, se mueven manejadas solo por los hilos de la mente y del destino, revividas eternamente por los recuerdos.

En fin, ahora me iré de vuelta a la llanura de la felicidad, a sentir el calor, a olvidar.