9 de septiembre de 2010

Certeza estás ahí?

Olvidàte de ellas, porque en esta vida no hay ninguna, estamos eternamente destinados a la insufrible inseguridad del no saber a ciencia cierta nada de nada, confinados hasta el fin de nuestros días en la tierra a una carcel en la que no estamos seguros de estar, cargando sobre nuestras espaldas el peso de la duda y la predicción, que llega sin ser llamada para tratar de dilucidar que vendrá en ese incierto futuro que se acerca con una mascara hecha de confusión y un saco hecho de sorpresa.

¿Por qué no están? ¿A dónde se fueron? ¿En que lugar de este universo podrían ser mas requeridas que en las mentes de aquellos a los que nos aqueja la insondable ignorancia acerca de lo que vendrá?

Si alguna vez consiguen una, aprisionenla dentro de su mente, conservenla en un lugar del que no se pueda escapar jamás, protejanla de las fuerzas de la inseguridad y eviten a toda cosa que muera tan tristemente como un capullo de rosa pisoteado por una piedra.

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