29 de septiembre de 2011

La cofradía de la calma helada

Estoy harto.
Simple, liso y llano. Por hoy voy a abandonar esa mascara de estupideces pseudo poéticas y voy a hablar desde mi postura, desde la mía.
Es irónico el hecho de precisar catarsis en un momento así, irónico, irónico, pero bueno, es la vida misma y hay que aceptarla. O no?.
En fin, en un desesperado y continuo ultimo suspiro, se hace esta tan necesaria, que surge hoy, durante un deprimente viaje en colectivo la Cofradía de la calma helada, como antítesis, bastante tonta si se quiere, de un némesis invisible pero presente.
Tan presente como para trastornarme hoy, en este preciso instante, y tan invisible como para darme cuenta de que el contenido mismo de esto es una real estupidez, que sin embargo, veo obligada a completarse con la mayor prontitud posible.

No tengo palabras para expresarme porque, naturalmente, me resulta imposible de transcribir aquello que excede por tanto mi conocimiento y mi capacidad de predicción, o en realidad ni siquiera tanto, sino que excede simplemente mi propio limite de tolerancia de estupidez.
He violado tanto tal límite, que nuevamente me encuentro en la necesidad de dar cuenta de la idiotez que estoy haciendo ahora mismo.
Pero es tanto, francamente, hoy, el clamor que me invade, es tan pesado y grueso el manto entretejido en sentimientos que hoy me asfixia, que no puedo mas que recurrir a esta pequeña válvula de escape, a este estúpido y mudo reclamo hacia nadie, que seguramente resonará por mucho tiempo en mi cabeza.

Quizás no sea hacia nadie. No. Dirijo esta vil pantomima al universo malparido del cual soy presa.
A vos, idiota, imberbe, impoluto, insulso, imbécil, intransigente, indecible, ignorante, ignoto e impresentable ser abstracto, hijo de mi mente retorcida, con que poder te alzás por sobre mi existencia? quién te regaló la omniprescencia una y otra vez de la mano de mil presagios, que hoy como ayer me carcomen la conciencia? acaso reís divertido, mas allá de las nubes, viendo como en tierra tu mismo creador se retuerce ante las manos del monstruo que sin querer creó? ante tus manos? forro.

Y de esta forma, pecando de vulgar, vuelvo a la raíz misma de este conflicto, quién sino yo! quién sino el que les habla!

No puedo evitar citarme desde cavernas profundas, gritándole a un mercader inexistente "Quien quiera sus diamantes perderá primero sus esmeraldas!" ante lo cual, este mismo me responde "Las esmeraldas sabrán huir por su cuenta, gil" Oh! y dice tanta verdad el mercader!
Previo agradecimiento al milagro del psicoanálisis por permitirme acceder y comprender estas palabras oscuras, no dejo de maravillarme ante su genio. Porque realmente, me reflejé siete veces en los diamantes y regalé mis esmeraldas al instante, maravillado, ni siquiera tuvieron que huir.
Pero que desnudo estoy ahora sin mis esmeraldas! sin su calor en mi interior para luchar contra el frío que me invade. La vida nos regala tundras, una atrás de la otra, y a algunas sobrevivimos, pero a otras nos apagamos un poco.

Esta la estoy sobreviviendo, pero la verdad, la pura verdad es que no puedo evitar volver al principio. Estoy harto, harto del eco del silencio, harto de a mi solo me escuche yo mismo, de esta cárcel de ninguna pared, pero infinita y de esta condena inexistente, pero eterna.

Y lo peor de todo, es que esto, esto, es lo único que puedo hacer, mientras se que mas allá de los robles, se desangra. Te desangrás. Y eso, eso realmente es un puñal. Ya no quiero.

Ya no quiero componer, porque no tiene ningún propósito.
Ya no quiero pensar, porque para morir me falta tiempo.
Ya no quiero correr, porque el borde del camino es mas cómodo.
Ya no quiero que le busques significado a esto, porque no lo tiene.
Ya no quiero perder mis esmeraldas, aunque se que están muy lejos.
Ya no quiero creer, porque la fe es para pobres desgraciados.
Ya no quiero recordar, porque me gusta la felicidad.

Solo quiero cantar y escribir, y mirarme en los espejos para saber que sigo ahí, el resto, que se muera.

PD: hoy atardeció de un violeta violento y llovió, por supuesto. Igual todavía no terminó el día, de manera que aún pueden pasar cosas malas.

PD2: Acabo de leer esto, y siento que parí un monstruo, o una bestia deforme. Puaj.

PD3: Lo loco es que todavía me quedaron galaxias por decir, pero bueno, será la próxima.

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