18 de julio de 2010

San Pugliese!

Allá vá la historia del único santo en el que
creo.

Osvaldo Pugliese fue un tanguero nacido en 1905 que fue enviado a un conservatorio y por alguna razón mostró talento para el piano. ¿Hasta acá todo normal no? si, seguro que si. ¿Pero que pasa? entre los músicos empieza a crecer un discreto rumor... el talismán Pugliese, que Pugliese trae suerte, que si decís Pugliese se te aleja la mufa...
Y así, como las lenguas lo dijeron, Pugliese dejó de ser Pugliese y se convirtió en San Pugliese, el protector de los músicos y de los recitales. Dicen por ahí que si uno tiene un problema, (seas músico o no) si invocás a Pugliese se te soluciona, dicen que tiene varios milagros en su haber, desde haber devuelto la luz en un recital, hasta haber hecho aparecer un instrumento perdido al borde de empezar...
Entonces, ¿que vamos a hacer cuando necesitemos suerte, cuando queramos ahuyentar la mufa o cuando necesitamos que nos den un empujón positivo? ¿el vulgar huevo izquierdo, el desagradable merde? no, lancemos un Pugliese al aire, que seguro que nos escucha y nos da una mano.

Hasta tiene su propia oración!
“Protégenos de todo aquel que no escucha. Ampáranos de la mufa de los que insisten con la patita de pollo nacional. Ayúdanos a entrar en la armonía e ilumínanos para que no sea la desgracia la única acción cooperativa. Llévanos con tu misterio hacia una pasión que no parta los huesos y no nos deje en silencio mirando un bandoneón sobre una silla”
En el nombre del maestro, amén

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