14 de enero de 2011

Presencias interiores - Tercer Acto

- Esto es todo culpa tuya! - me gritó la presencia,

- ¿qu…? - no alcance a terminar la palabra, el se había abalanzado sobre mi y me sostenía fuertemente de los hombros.

Ya te lo dije antes, yo fui concebido libre y completo en la tierra de la abstracción, donde danzan los sentimientos y florecen las artes, oh bello mundo… - pareció recordar con melancolía, aunque en un segundo volvió a su expresión de ira.

- Apenas naci, vi a lo lejos a mi contraparte refulgente y me sentí inmediatamente atraído hacia ella. ¡Claro! ¡Si era la razón de mí existir!

- Y así comencé a caminar hacia ella. Cuando me acerque lo suficiente como para que su luz proyectara mi sombra hacia el infinito, lo vi, sentado sobre la hierba, esperándome, libre, sin ninguna burbuja a su alrededor, y fue lo más hermoso que pude haber visto.

- Me disponía a tocarlo, nada iba a impedir que nos fundiéramos y fuéramos uno, pero de pronto, llegaron… - se interrumpió bruscamente, me miro fijo y sus ojos parecieron cobrar un odio renovado y libre hacia mi.

- qu… quienes…? - dije temeroso

- LAS SILUETAS - grito con tanta fuerza que me aturdió por un segundo y toda la tierra pareció vibrar

- ¡Vinieron de a cientos! ¡no, de a miles! ¡y lo rodearon al pobre! ¿que iba a hacer él? ¡por su cuenta es inútil! - sollozaba

- Lo envolvieron en esa maldita capsula de realidad, que tan frágil como parece, encierra todo el poder imaginable y yo no pude hacer mas que mirar y llorar a lo lejos, hasta que de pronto, sentí la tierra vibrar y todo se transformo.

El suelo desparejo y colorido dio lugar a esta superficie cuadriculada y bicolor, las nubes y arboles se convirtieron en formas rígidas y muertas

Y entonces me di cuenta, nos habían desterrado a la tierra de la lógica, del cálculo infinito de causas y consecuencias, la cuna del que pasaría y la tumba de la espontaneidad - pareció tranquilizarse, pero solo porque en ese segundo, la tristeza le pesaba mas que la ira.

Y ahora estoy así como me ves, agonizando, muriendo un poco mas cada día… - me atreví a interrumpirlo

- pero porque, porque tenés que morir..?

- ¡tonto! no puedo alcanzar la razón de mi existencia, no tengo propósito para vivir así que paulatinamente voy desapareciendo, porque vos, ni siquiera tenés la generosidad de matarme de un solo golpe, de una maldita vez por todas, no, te seguís aferrando a mi y me condenas a la agonía hasta que por fin dejes de recordarme y pueda morir en paz ¡como pudiste hijo de puta! - dijo gritando casi todo el tiempo, acompañando sus últimas palabras con un golpe terriblemente fuerte en el pecho, luego me tiro al piso y se subió encima mío

- pero porque es esto mi culpa, que tengo yo que ver?! - grité con las fuerzas que me quedaban.

Casi pareció divertido con mi pregunta.

- Vos soltaste a esa horda de pensamientos, vos liberaste ese mar de dudas y temores en ese segundo de duda, por tu culpa yo jamás podre estar completo y encima me desterrás a esta horrible tierra de conjeturas imposibles y eternas! - otro golpe, esta vez en la cara.

Cerré los ojos y recordé

No, no podía ser, no es posible que tenga razón… como es que…

Los abrí, y no pude pensar mas. En su mano, la presencia sostenía una daga gris con las dos manos.

Se lo veía casi feliz, excitado, ansioso, no pude evitar pensar en lo que iba a pasar, y al instante emergieron del suelo cientos de siluetas a nuestro alrededor que formaron un circulo con nosotros en el centro. Ninguna susurraba nada, estaban calladas, mirando la daga gris, esperando, como morbosos espectadores de un show siniestro.

- Oh mi querido caminante, pero ahora… - se reía como un loco, había perdido la cabeza - ahora te condeno tal y como vos lo hiciste conmigo… cada vez que la recuerdes vas a sentir el mismo dolor que yo siento ahora, y no voy a ceder hasta que me sueltes de una vez y me dejes morir en paz… - alzó la daga sobre mi

- ¡ahora vas a sufrir!

La daga cayó sobre mi pecho mientras un grito ahogado salía como podía de mi boca.

El dolor es insoportable, una y otra vez el puñal hiere mi cuerpo, el alma y el corazón al mismo tiempo, no puedo hacer nada para evitarlo, y de pronto, me siento arder, en todas partes, las siluetas estaban concentradas en mi, todas a la vez, todas susurrando, sus ojos vacios laceran mi piel y mi mente sin tregua, el dolor es indescriptible, inimaginable, no puedo, ya no puedo, por favor que paren, por favor, ¡POR FAVOR!

Parpadeé

Abro los ojos y estoy de nuevo frente a la ventana. Ya no hay formas, ni luces ni siluetas, ya no queda nada de ese mundo perverso en esta realidad, a excepción de… oh… no…

Apenas lo recuerdo siento como apuñala mi pecho, cumple su castigo tal y como describieron sus palabras, no puedo pararlo, esta dentro de mi, para siempre.

¿Y saben que? Creo que así quiero que sea.

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