15 de diciembre de 2010

Esperanza, malvada compañera en esta ocasión

Escalofríos

Esperanza.
Su brillo hipnotiza tanto como el anhelo por tocar la luna.
Su falsa luz simula iluminar ese rincón que permanece oscuro en mi corazón.
Sus metafóricos labios le susurran palabras demasiado dulces a mi mente, y esta actúa, otra vez, cegada ante la posibilidad.
Gran dolor sintió mi alma al redescubrir esa triste verdad que ya desde lo profundo se conocía pero de la cual se dudaba, y mucho mas aún al pensar en ella. Un dolor seco, triste y constante, terrible.

Escalofríos

Ya no importa, ahora la nota del fantasma se confirma con todo el peso del dolor que en este cerebro se gestaba. Así, letra por letra, esta se va marcando con fuego en el ángulo interno de mi cráneo, y al final, casi redundante pero aún así necesariamente presente, como para recordarme eternamente que ella fue la causa, su firma, fantasma.

Escalofríos

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