14 de diciembre de 2010

La silla

Una habitación. Dos sillas. Yo.

Yo: Esa silla lleva mucho tiempo desocupada

De pronto, un fantasma sale de su cabeza y se sienta en la silla, acto seguido se vuelve invisible.

Fantasma: Hola.
Yo: Oh.

Una habitación. Dos sillas. Un fantasma invisible y yo.

Yo: Hola, quien es usted?
Fantasma: Soy un fantasma.
Yo: Lo sospechaba, ¿por qué salió de mi mente?
Fantasma: Porque hasta recién ese era mi hogar.
Yo: ¿Qué te ha hecho salir?
Fantasma: El azar.
Yo: Me parece bien, ¿pero por qué has ocupado esa silla, la silla que me acompañará hasta el fin de los días o hasta que decida sentarse con otro y sea reemplazada por una nueva silla vacía?
Fantasma: El azar.
Yo: Oh.
Fantasma: ¿Qué?
Yo: Dudo mucho que en vuestra calidad de espectro invisible, intocable y transparente seas capaz de merecerte el lugar en esa silla.
Fantasma: Ya lo verás, mi voz alcanzará para capturar tu alma, mente y corazón.
Yo: Me resulta difícil de creer.
Fantasma: Ahora, en unos días seré la única que se pasee por tu mente.

Unos días después

Yo: Fantasma, has capturado mi alma, mi mente y mi corazón
Fantasma: ...
Yo: ¿Fantasma?
Fantasma: ...
Yo: ¿Fantasma donde estás?
Fantasma: ...

Se levanta y mira sobre la silla, nada. Parpadea y vuelve a mirar la silla, sobre ella hay una nota.

"He de irme, confinado a tu mente en forma de recuerdos viviré hasta que el azar me libere nuevamente, adiós."

Yo: Y... ni siquiera pude decirle lo que sentía... que el lugar en esa silla lo tenía bien merecido...

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